1.
Introducción.
2. Marco
Teórico Referencial.
3.
Desarrollo Temático.
4.
Interpretación.
5.
Conclusiones.
Palabras
Clave: Educación,
Pedagogía, Epistemología, Ciencias de la Educación.
___________________________________________________________________________________
1.
Introducción.
Cuando se
plantea el tema de la "Problemática epistemológica de la Pedagogía",
o, dicho de otro modo, si la pedagogía es o no una ciencia, cabe preguntarse:
¿tiene sentido esta discusión?
Si
tomamos como referencia a las ciencias positivas o fácticas, a las que también
suele llamarse básicas, vemos que la matemática constituye la base sobre la que
se apoyan todas las demás. Seguiría la física, cuyo "idioma" es la
matemática, pudiendo considerarse a la química como un compendio de casos
particulares de la física. El campo de la biología es la interpretación de un
conjunto especial de procesos físicos y químicos. Todos los seres vivos
están constituidos por sustancias químicas, y su comportamiento obedece a leyes
físicas. Ocurre lo mismo con la geología, ya que las rocas son agregados de
minerales, los que constituyen las formas cristalinas de ciertos grupos de
compuestos químicos. Las modificaciones que los minerales y rocas
experimentaron desde el comienzo se rigen por leyes físicas. La meteorología
comprende la interpretación de los procesos físicos que tienen lugar en la
atmósfera, la cual está a su vez compuesta por un grupo reducido de moléculas.
¿Quién
puede negar la validez como ciencias de las disciplinas descriptas en el
párrafo anterior, a pesar, y tal como se vio, que las mismas siempre están
englobando una o más de una de las otras? ¿Es necesario hallar los elementos
que indiquen que la pedagogía es una ciencia? Sí, desde el punto de vista
epistemológico. Pero la pedagogía abarca un grupo específico de conocimientos
que tienen que ver con el hombre. Entonces, desde el punto de vista del hombre,
¿cuál es la importancia de esa pregunta?
Los
profesionales de la salud no se plantean si la medicina es una ciencia, y si
ellos son científicos, sin embargo curan. Con este criterio podemos decir que
los pedagogos, en vez de plantearse la validez científica de la pedagogía,
tendrían que... ¿...? ¿Educar? ¡No!, si los que educan o enseñan son los
docentes. Entonces, ¿qué hace un pedagogo? ¿Qué es lo que investiga un
pedagogo? ¿Cuál es el objeto de investigación de un pedagogo? ¿La educación?
¿La enseñanza? ¿Los educandos? ¿Los educadores? Probablemente, podamos decir
que todos estos actores son estudiados por la pedagogía.
Sin
embargo, hay que tener en cuenta que la pedagogía no educa ni enseña, ya que
eso compete a los docentes. Si planteamos que corresponde a la pedagogía
decidir sobre los contenidos de la enseñanza, podemos encontrarnos frente a un
planteo ético. ¿A quién compete decidir qué es lo que se enseña? ¿A los padres?
¿Al gobierno? ¿A los pedagogos? Si tomamos como educandos sólo a los habitantes
con edades entre 0 y la conclusión de la etapa de la adolescencia, ¿quiénes son
responsables de la educación? Si consideramos que tienen que ser los padres,
entonces corresponde decidir a ellos sobre los contenidos de la educación. Pero
la mayor parte de los padres no son ni docentes, ni pedagogos.
Es así
que es el gobierno quien toma para sí la responsabilidad de todas las
decisiones referentes a educación, pero, ¿le corresponde?
En esta
confrontación de responsabilidades entre padres y gobierno, ¿cuál es papel de
la pedagogía? Puede hallarse en esta pregunta el sentido de la existencia de la
pedagogía, en forma independiente del hecho de ser o no una ciencia. ¿Por qué
no considerar a la pedagogía como la disciplina que se dedica a investigar
sobre las formas y medios para hacer más eficiente a la educación, en cada una
de las etapas de la vida de los humanos, y en cada época? ¿No es ésta una
contribución fundamental a la humanidad? ¿Para qué, entonces, continuar con el
planteo sobre la validez científica de la pedagogía?
Siguiendo
la línea argumental de Laeng, citado por Stouvenel (1998), el objetivo del
presente trabajo es quitar trascendencia a la discusión sobre la
"Problemática Epistemológica de la Pedagogía".
Tratándose,
como se trata, de una monografía, y no de un trabajo de investigación, no puede
seguirse todo el esquema de Ander Egg (1995), ya que la bibliografía consultada
forma parte del cuerpo principal del informe, y no corresponde hacer una
descripción de métodos y técnicas utilizadas.
2. Marco
Teórico Referencial.
Teniendo
en cuenta la naturaleza del presente trabajo, es necesario, inicialmente,
reconocer las definiciones de epistemología y pedagogía.
Gianella
(1995) indica que la epistemología reflexiona y teoriza sobre el conocimiento
mismo, considera centrales las cuestiones relativas a la estructura interna de
las teorías. Se analizan los conceptos lógicos y semánticos de los conceptos y
enunciados científicos, se estudia también la vinculación de las teorías con
sus referentes, empíricos o no, y las relaciones entre distintas teorías.
También indica que los temas clásicos de la epistemología son los relativos al
modo en que se organizan y se fundamentan los conocimientos científicos, sus
características y sus relaciones hasta los que constituyen explicaciones e
interpretaciones de la realidad en las distintas teorías de la ciencia
contemporánea.
Si como
indica Gianella (op. cit.), la epistemología es considerada la "ciencia de
las ciencias", hay que recurrir, entonces, a la definición de ciencia.
Planchard
(1986) define a la ciencia como un conjunto sistemático de conocimientos
relativos a un objeto determinado. La naturaleza de este objeto sugerirá el
método que ha de emplearse para descubrir la explicación de las cosas de las
que se ocupa.
En forma
similar, Fernández (1999) indica que una ciencia autónoma es poseedora de un
objeto de estudio que no se confunda con otro.
Una
visión diferente es presentada por Quintanilla (1980), citado por Fernández
(op. cit.), al presentar a las ciencias como programas de investigación,
mientras que lo esencial en ellas pasa a tener carácter de plan, de proyecto,
de acción, orientadas a finalidades específicas.
En forma
semejante (1989), dice que ciencia se define por ser un punto de vista
determinado acerca de lo real, es decir, que el objeto de las diferentes
ciencias no son partes distintas de la realidad, sino distintas ciencias leen
el mismo mundo empírico desde interrogantes diferentes. También puede
considerarse dentro de esta visión la definición de Dewey (1968), cuando dice
que ciencia significa la existencia de métodos sistemáticos de investigación
que, cuando se dirigen a estudiar una serie de hechos, nos ponen en condiciones
de comprenderlos menos azarosamente y con menos rutina.
En
cambio, Durkheim, citado por Geneyro (1990), indica que ciencia es aquella que
se ocupa de lo que es, no de lo que debe ser; estudia lo que es empíricamente
observable, "los hechos", y debe orientarse a la construcción de
conocimientos destinados a la resolución de los problemas que afrontan los
hombres en sus prácticas concretas.
Para la
interpretación de Follari (1990) sobre pedagogía, Danelutto (1993) define
ciencia básica, ciencia aplicada y tecnología de la siguiente manera: Ciencia
Básica es un conjunto de conocimientos sistemáticamente organizados,
metódicamente adquiridos, que tienen como finalidad producir conocimiento
científico. Ciencia Aplicada, en cambio, se define como la aplicación del
conocimiento de la ciencia básica, para la producción de bienes y servicios. La
Tecnología se caracteriza por estar conectada con la Ciencia Aplicada. La
tecnología no solo utiliza conocimiento científico, sino que se vale también
del conocimiento del sentido común, para la producción de bienes y servicios.
Habiendo
presentado la definición de epistemología, y diferentes enfoques sobre el
significado de ciencia, hay que establecer como se considera a la pedagogía.
Pedagogía,
según Planchard (1986) en una definición sencilla, es el arte de instruir y
educar a los niños. Con mayor amplitud la define como la ciencia y el arte de
la educación. En forma semejante, Fernández (1999) dice que la pedagogía recurre
a su objeto compacto que es la educación, y Planchard (op. cit.) afirma que
tiene un objeto que no se confunde con ningún otro. Fernández (op. cit.) amplía
el concepto indicando que constituye el marco explicativo y orientador de la
práctica de los profesionales de la educación.
La
pedagogía tomada como ciencia, según Fernández (1999) responde al deseo de
conocer y de buscar comprender racionalmente el fenómeno educativo y los a él
relacionados. Así el deseo del hombre de conocer, lo lleva a investigar y con
el resultado de las investigaciones científicas se incrementa el cuerpo
metódicamente formado y sistematizado de conocimientos pedagógicos.
Según
Follari (1990) no habría una ciencia básica que pudiéramos llamar ciencia de la
educación, sino que existen ciencias aplicadas a la educación, que se
constituye con los aportes de otras disciplinas sociales y, que de alguna
manera van a marcar que las ciencias de la educación son más bien una
tecnología, ya que su fin es la producción de nuevos avances tecnológicos en
materia educativa.
Todas las
definiciones mencionadas indican que la pedagogía se ocupa de la educación,
pero, como se pregunta Planchard (1986): ¿Qué es la educación? Este mismo autor
dice que etimológicamente educar (e-ducere) es modificar en un sentido
determinado, es conducir de un estado a otro. Y afirma, también, que el
significado de la educación es la educabilidad, es decir, la virtualidad humana
de preservar en su ser, de adquirir experiencia, de realizar la perfección de
la que es capaz. Del mismo modo indica que la educación consiste en una
actividad sistemática ejercida por los adultos sobre los niños y los
adolescentes, con el fin de prepararlos para la vida en un medio determinado.
Fernández
(1999) amplía el concepto cuando apunta que la educación ha tendido a la
expansión, poblándose de significados, y es concebida como proceso permanente a
través del cual se van desarrollando las potencialidades del hombre, en tanto
persona individual e integrante de una comunidad cultural y social, que está
sujeta a los vaivenes emergentes de la compleja diversidad que caracteriza el
tránsito de la sociedad de hoy.
3.
Desarrollo Temático.
Si se
tiene en cuenta la definición de Follari (1990) sobre pedagogía, ¿es la
discusión sobre su problemática epistemológica un mero problema de status, o,
como afirma Stouvenel (1998), un asunto puramente económico o de distribución
de puestos de trabajo?
Consideremos
la definición de ciencia que da Langlois et Seignobos, citado por Stouvenel
(1998), que afirma "la ciencia es un conjunto de conocimientos y de
investigaciones sobre un objeto, que poseen un grado suficiente de unidad,
generalidad y capacidad de llevar a los hombres a conclusiones concordantes,
que no resultan ni de convenciones arbitrarias, ni de gestos o intereses
individuales , sino de relaciones objetivas que son descubiertas gradualmente y
que son susceptibles de ser confirmadas mediante métodos de verificación
definidos." Si esta definición fuera cierta, habría que preguntarse si realmente
existe alguna ciencia. Analicemos. Si el conjunto de conocimientos tiene que
poseer un grado suficiente de unidad, entonces, ¿para qué continuar
investigando? Y, si no se investiga, ¿existe la ciencia? Que los hombres tengan
que llegar a conclusiones concordantes, es una negación al avance del
conocimiento científico, ya que es justo la disparidad de opiniones la que
motoriza el avance de las investigaciones. Por otro lado, en los ámbitos
científicos son extremadamente comunes las convenciones arbitrarias, y los
gestos e intereses individuales. Finalmente, es cierto que se puedan definir
métodos de verificación, pero lo que no es posible definir es la interpretación
que se haga de los resultados de esos métodos.
La
definición mencionada anteriormente, tal como la mayor parte de las
consideraciones sobre el carácter científico de la pedagogía, permiten suponer
que son idealizaciones erróneas sobre la realidad de la ciencia, hechas por
profesionales del ámbito de lo que se conoce como ciencias humanas, o bien por
quienes nunca han estado cerca de la ciencia. Para facilitar la comprensión de
las razones que permiten esta afirmación, es útil la comparación con las
ciencias formales y fácticas, ya que a nadie se le ocurriría poner en duda su
valoración como ciencias.
Aunque no
en toda su extensión, podría aceptarse la definición de Langlois et Seignobos
en el caso de las ciencias formales (matemática y lógica), que son justamente
aquellas que se basan sobre abstracciones, y su metodología es deductiva. Pero,
¿qué pasa con las fácticas? Veamos ejemplos conocidos por todos. Si se hubiera
aceptado la unidad de las conclusiones concordantes de la física newtoniana, no
hubiera existido Einstein y su física relativista, la que, a su vez, es puesta
en partes en duda por los avances de la física cuántica. En la actualidad
parecería existir concordancia con respecto a la teoría del
"bigbang", y sus defensores se basan en la interpretación de los
resultados de costosos experimentos. Pero como la física es una ciencia, y,
¿quién podría dudar de ello?, por suerte ya existen muchos que hacen una
interpretación diferente de esos resultados. Si la ciencia resultara de
"relaciones objetivas", como plantea Langlois et Seignobos, habría
que preguntarse si la persistencia de la física relativista y la teoría del
"bigbang" no tiene algo que ver con las características de sus
creadores.
Además de
los "gestos e intereses individuales", sobre los que podrían
mencionarse numerosos ejemplos, en forma extremadamente común la ciencia está
regida por "convenciones arbitrarias", que muchas veces son de índole
política y económica. Un caso conocido es el de la "cortina de
hierro" y los regímenes comunistas en general. Como la autoridad imponía
la ausencia de relaciones con el resto del mundo, se desarrollaron líneas de
investigación y teorías totalmente independientes en las ciencias formales y
fácticas.Un cambio en el enfoque rígido propuesto, entre otros, por Langlois et
Seignobos, es dado por Laeng, citado por Stouvenel (1998), cuando afirma: "Si
hacemos referencia a la historia, recordemos que la clasificación de las
ciencias, durante siglos la empresa favorita de eruditos, de compiladores de
diccionarios y enciclopedias, ha perdido hoy mucho su interés, desde el punto
de vista ideológico, por los puntales jerárquicos que la sostenían desde el
pilar metodológico, debido a que el crecimiento actual de los conocimientos es
tal y se da en tan distintas direcciones que toda clasificación de
investigación que se manejaba ha evolucionado desde la especulación pura hacia
una mayor experimentación y operacionalización."
Y
siguiendo con esta idea, y el aporte de los que proponen el posmodernismo
cuando mencionan "la muerte de las ideologías", se enmarca lo que
recuerda Stouvenel (op. cit.): "...la clasificación de las ciencias y las
disciplinas tomó un auge particular con la reivindicación positivista de la
autonomía de la ciencia. Hoy, consumado ese proceso, el acento se pone menos
sobre el desarrollo ramificado en direcciones y más sobre la intersección cada
vez más densa de los diferentes planos de investigación y de acción.
Las
definiciones sobre ciencia dadas por Durkheim, citado por Geneyro (1990), Dewey
(1968), y también Follari (1989), que fueron mencionadas anteriormente, se
acercan más a la visión posmoderna más realista, que a la positivista.
Justamente es el texto de Follari (op. cit.) el que interrumpe la rigidez de
las exposiciones de Langlois et Seignobos, Planchard (1986) o Fernández (1999),
en particular cuando indican que los conocimientos tienen que ser sobre un
objeto determinado.
Sobre el
tema, dice Laeng (op. cit.): "Ya en este momento es prácticamente
imposible implantar criterios taxonómicos que delimiten la clasificación de
campos objetivos definidos por género y diferencia específica." Y
Stouvenel (1998): "También sigue vigente la idea que afirma que un mismo
objeto puede ser considerado desde varios puntos de vista, como una pluralidad
de objetos formales."
Bunge
(1986), citado por Stouvenel (1998), afirmaba que a pesar del espacio propio
que cada ciencia supone, la investigación actual se vuelve más interdisciplinaria
en tanto los problemas que trata son más trascendentales.
De
acuerdo a esta visión posmoderna de la ciencia, expresada en estos últimos
párrafos, es cierto que puede tomarse a la pedagogía como ciencia. En las
definiciones sobre pedagogía de Planchard (1986) y Fernández (1999) mencionadas
anteriormente, se indica que el objeto de la pedagogía es la educación. Los que
relativizan su carácter científico dicen que ésta se basa sobre investigaciones
de otras "ciencias", pero en la comparación con las ciencias
fácticas, de indudable naturaleza "científica", hemos visto que esto
no es un impedimento. Y también podemos afirmar que aquellos que plantean que
son muchas las disciplinas que se ocupan de aspectos relativos a la educación,
restándole así validez a la pedagogía, se han quedado con los ideales
"positivistas" del modernismo.
No es
como afirma Fernández (op. cit.), que la biología, fisiología, psicología,
sociología, historia, etc. son "ciencias de la educación". La
"ciencia de la educación" es la pedagogía que toma investigaciones de
esas otras disciplinas para aplicarla específicamente a su objeto, o trabaja en
forma sinergística con las mismas en el desarrollo de "su objeto".
Algunos
(Follari, 1990; Stouvenel, 1998; Fernández, 1999) orientan la discusión a la
diferenciación entre ciencias básicas, aplicadas, tecnologías, y, como
Planchard (1986), arte.
Follari
(1990) "reduce" la pedagogía a la categoría de tecnología, y
Stouvenel (op. cit.) y Fernández (op. cit.) se orientan hacia lo que se
considera una ciencia aplicada (de acuerdo a las definiciones de Danelutto,
1993). Planchard (op. cit.) dice que es ciencia y arte, entendiendo el arte
como la aplicación de conocimientos a la realización de una concepción,
oponiéndose a la naturaleza en el sentido que realiza cosas nuevas y
artificiales.
Es cierto
que la educación genera un individuo "educado" que es artificial
desde el punto de vista de la naturaleza. Según este concepto, entre otros, los
ingenieros son artistas, pero es muy poco probable que éstos interrumpan su
trabajo para dedicarse a esta discusión. Y yendo a la diferenciación de
categorías, Stouvenel (op. cit.) se acerca a una interpretación cuando expone
que el sociólogo hace sociología, el psicólogo hace psicología, el químico hace
química, y el biólogo hace biología, pero es un criterio incompleto. Las
ciencias química y biológica son básicas en las investigaciones químicas y
biológicas, pero cuando un químico "hace" química y un biólogo
"hace" biología, están aplicando los conocimientos que resultaron de
sus respectivas investigaciones. En este último caso serían ciencias aplicadas.
Es más, teniendo en cuenta el argumento que la pedagogía sería una ciencia
aplicada porque utiliza resultados de investigaciones de otras disciplinas,
podríamos entonces afirmar que la física es aplicada porque utiliza resultados
de investigaciones matemáticas, y así con todas las otras ciencias fácticas,
sobre las que nadie pone en duda su carácter de "básicas".
4.
Interpretación.
El
"arte" de educar (Planchard, 1986) no es patrimonio de los
"pedagogos". Prácticamente todos los integrantes de la sociedad, en
alguna manera, educan. Además, cada uno también va educándose mediante la
experiencia.
¿Cuál es
la participación de los "pedagogos" en, por ejemplo, la forma como
una madre "educa" a su bebé en la percepción del mundo que lo rodea,
o en los contenidos que la iglesia católica incluye en el catecismo? ¿Tienen
los pedagogos que expandirse más allá de lo que sucede con relación a las aulas?
¿Tienen los pedagogos que expandirse más allá de la didáctica? ¿Son los
pedagogos los que tienen que tomar decisiones?
En el
párrafo anterior queda evidenciada la problemática epistemológica sobre la
identificación del objeto. Pero, ¿la problemática epistemológica es real, o es
el resultado del intento de los "pedagogos" de incumbir un campo cada
vez más amplio? ¿Hay alguna razón que justifique que los pedagogos excedan el
campo de la didáctica? Cuando Fernández (1999) tipifica las investigaciones
pedagógicas enmarcándolas en la comprobación de las teorías sobre las prácticas
educativas, y en el estudio de las prácticas educativas para retroalimentar a
las teorías, está equiparando a la pedagogía con la didáctica.
¿Qué hay
en el objeto "educación" más allá de la didáctica? Podemos mencionar
a los contenidos, comunidad, instituciones, educadores y educandos. ¿De quién
es la responsabilidad sobre todo lo que en "educación" esté más allá
de la didáctica? ¿El gobierno? ¿Le corresponde? Cuando el gobierna toma
decisiones en materia de educación, ¿no está avanzando sobre los derechos de
los individuos? ¿Los pedagogos investigan a las comunidades, o los pedagogos
investigan la didáctica apropiada para cada comunidad, y cada tipo de
institución, adaptándose a los contenidos pretendidos?
¿Decide
un astrónomo sobre la existencia de una supernova, o simplemente la describe e
interpreta, adaptando el conocimiento sobre la evolución del universo a su
existencia? ¿Decide un pedagogo sobre el posmodernismo, o por más que el cueste
aceptar que el positivismo, el marxismo y el evolucionismo han desaparecido,
tiene que desarrollar didácticas que se adapten a la realidad? No le
corresponde al pedagogo modificar la comunidad, a través de las decisiones que
pudiera llegar a tomar en materia de "educación".
Si se
resolviera la problemática epistemológica de la pedagogía, identificando la
misma con la didáctica, ¿sienten los pedagogos que se está reduciendo su campo?
¿Necesitan los pedagogos modificar la comunidad?
Si se
aceptara, como afirma Planchard (1986), que el ser humano como educando resumen
en sí y domina toda la naturaleza, que es un microcosmos en el que se
encuentran todos los elementos de los demás seres, con el agregado de la
inteligencia y la voluntad, ¿no obedece a un propósito más elevado hallar las
formas para servir mejor a éste, que pretender moldear una comunidad? Si a través
de la constante revisión de la problemática epistemológica de la pedagogía,
existiera la intención de avanzar sobre el funcionamiento de la comunidad, los
pedagogos tendrían que plantearse si con esta discusión no están perdiendo
protagonismo, justamente en lo que concierne a su pretendido objeto: la
educación. Si ese objeto se fuera adaptando a la mayor especificidad que
representa la didáctica, ¿no pasarían los pedagogos a ser los especialistas
consultados en las decisiones que se tomen en materia de educación? Y en otro
nivel, no va a ser el pedagogo quien decida la oferta de una institución, pero
sí puede ser el que determine los medios para que esa oferta sea llevada a cabo
en la forma más eficiente.
En el
último párrafo la pedagogía estaría planteada como una disciplina tecnológica,
y no como una ciencia, pero es una discusión carente de sentido. Por un lado,
existe la realidad planteada por Stouvenel (1998) cuando se refiere al aumento
en la unidad del saber, a la relación ciencia – técnica, que es ya indiscutible
a nivel de la práctica, y que releva el problema teoría – práctica. También hay
que considerar que la "tecnología" que desarrolla un pedagogo, se
basa sobre investigaciones "pedagógicas", a su vez basadas sobre los
aportes de otras disciplinas.
5.
Conclusiones.
Las
comparaciones propuestas en el presente trabajo evidencian que la pedagogía
puede ser considerada una ciencia, y que los pretendidos problemas aparentemente
planteados desde la epistemología, obedecen a una visión positivista que no
representa la realidad. Que no haya unidad en cuanto a la definición del
objeto, y sobre la terminología específica, no invalida el carácter
"científico" de la pedagogía.
Tampoco
tiene sentido intentar definir a la pedagogía como ciencia básica, aplicada o
tecnología, ya que, como se ha visto, pueden caber los tres adjetivos para una
misma disciplina.
Probablemente,
el planteo sobre la pretendida problemática epistemológica evidencia una
intención de avanzar sobre la comunidad, cuando la pedagogía perfectamente
podría ajustarse a la didáctica, que necesariamente engloba a la educación,
aunque sin avanzar sobre decisiones comunitarias.
¿Tiene
sentido continuar buscando la reivindicación positivista sobre la autonomía de
la ciencia? ¿No es ésta pretendida reivindicación una posición discriminadora?
¿Es válida cualquier tipo de discriminación en épocas del posmodernismo?
Independientemente de cualquier valoración que se tenga sobre esta época,
¿puede cambiarse?, o, ¿quién puede afirmar con certeza que la anterior fue
mejor? Puede aceptarse que los sucesivos episodios de metamorfosis que han
sufrido las diferentes comunidades, han ocurrido en forma independiente de
quien las haya estudiado. No corresponde a los pedagogos como tales
cuestionarlas, sino simplemente adaptarse.
Se inició
el presente trabajo con la pregunta: ¿tiene sentido la discusión sobre la
problemática epistemológica de la pedagogía? En vez de esta confrontación, no
habría que preguntarse tal como hace Fernández (1999): ¿Ofrecen las
investigaciones pedagógicas soluciones y respuestas coherentes, con cierta
sistematización a la educación?
¿Qué es
el "objeto educación"? ¿No podría decirse que el "objeto"
es ese ser único e irrepetible que es cada hombre y cada mujer a lo largo de
toda su vida? ¿Es necesario "materializar" el objeto? Si se asumiera
que la pedagogía tiene como "objeto" determinar las formas más
eficientes para que cada ser humano tenga la oportunidad de desarrollar sus
potencialidades (Fernández, 1999), ¿es necesario que se continúe con la
discusión sobre su cientificidad?Como reflexión final se transcribe a
continuación, aunque ligeramente modificada, una frase de E. Mounier, citada
por Planchard (1986): El objeto de la educación no es tallar al ser humano para
una función o moldearlo en determinado conformismo, sino madurarlo y armarlo, a
veces desarmarlo, lo mejor posible para el descubrimiento de esta vocación que
es su ser mismo y el centro de reunión de sus responsabilidades de hombre.
6.
Bibliografía.
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1995.
DANELUTTO,
Nancy Gabriela. El debate entre Pedagogía y Ciencia/s de la Educación.
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Emile. Complejidad y Unidad de la Pedagogía. En su: Orientaciones actuales de
la Pedagogía. Editorial Troquel, Buenos Aires. 1986.
STOUVENEL,
Marisela R. Revista Novedades Educativas N° 91. Julio, 1998.
Trabajo
por: Carlos E. Barbosa carlos_si@hotmail.com Edad: 44 años Título: Licenciado
en Ciencias Geológicas Post-título
de formación docente.
1 comentario:
una entrevista de radio de ezequiel ander egg en Portugal puedes encontrar en
www.servicosocialportugues.blogspot.com
alfredo
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