Sábado, 30 de septiembre de 2006
1. Primer momento: “Sobre la temática del texto”
a. ¿Cuál es la tesis o propuesta(s) del autor?
En este texto Xavier Bonal se propone explicitar los distintos enfoques de la educación que prevalecieron durante la década de los ochenta e intenta explicar cómo los conceptos de “género” y “etnia” no han sido adecuadamente abordados en los análisis que realiza la sociología de la educación cuando persigue fijar resultados o impactos de la Escuela.
b. ¿Cómo se desarrolla el esquema argumentativo del texto?
El esquema argumentativo se desarrolla en un reconocimiento conceptual que sirve de introducción y tres apartados que relacionan y explican los distintos enfoques que prevalecieron en el análisis de lo educativo durante los ochenta, cuando se comienza a tener en cuenta las dimensiones de “género y “etnia”.Los títulos de los apartados, son los siguientes:
1. Las dimensiones de Género y Etnia en la sociología de la educación.
Frente a “las dimensiones de género y etnia en la sociología de la educación”, el autor afirma que los sociólogos de la educación descuidan los conceptos de género y etnia como objetos centrales de investigación y centran sus análisis, generalmente, en la variable clase social para determinar la igualdad o desigualdad de oportunidades, cuando, aquellas representarían el mejor modo de conducir una observación en donde se determinen mecanismos de exclusión tales como los de ‘reproducción de las relaciones de género o de discriminación racial”. A su vez, aclara que dichos conceptos tan sólo fueron tomados por los sociólogos de la educación en los ochenta, con el propósito de observar los niveles de integración educativa de la masiva llegada de minorías raciales, y el análisis de la escolarización de las niñas.
En relación con el apartado “la escuela y la reproducción de los géneros”, se argumenta en el texto que la relación entre “género” y ‘educación” presenta dos rasgos específicos en relación con otros ámbitos de la sociología de la educación, al tenor los siguientes:
Ø Es primer lugar, es una investigación con una clara intencionalidad de denuncia política y académica que se da en los contextos de la lucha feminista.
Ø En segundo lugar, tiene sus comienzos en la existencia de paradigmas teóricos ya consolidados en la sociología de la educación.En lo atinente al primer rasgo, su preocupación se enfoca a la fijar las manera cómo la sociedad construye la masculinidad y la feminidad y el modo de reproducción del orden patriarcal. Entre las aportaciones, se encuentran las de:
Ø Madelaine Arnot (antes de apellido McDonalds). El trabajo académico relevante de Arnot va orientado, primeramente, a “revisar de manera crítica las teorías de la transmisión cultural en la escuela y, a partir de ellas, valorar qué supone la omisión de género.” Esta investigadora, recalca la necesidad de una nueva teoría sobre educación y reproducción de las relaciones de clase y de género como estructuras de relaciones sociales dependientes, reproductoras de un orden capitalista y patriarcal. Aunque sus teorías marcan esta ruta teórica, lo cierto es que en la praxis ella se aleja de la búsqueda de una teoría de los códigos de género para enfocarse, a partir de las teorías de la resistencia, en hallar el papel de la mujer enseñante en la lucha contra la opresión sexista desde el sistema educativo.
Ø Kathleen Weiler y Ø Sandra Acker. En lo atinente la relación género y educación, Arnot [1981] y Acker [1983] afirman que “la orientación de la sociología de la desigualdad sexual en la escuela se ha distinguido más por describir el cómo opera la transmisión cultural de los géneros o la aceptación de las posiciones de subordinación por parte de las mujeres dentro del sistema educativo, que por explicar el porqué, es decir, la relación entre la reproducción de las relaciones de género y la división social y sexual del trabajo”.El segundo rasgo, se apropia de la investigación con la cual se pretende determinar, en las sociedades capitalistas, cómo la escuela es fundamental para la reproducción de la fuerza de trabajo y de las relaciones de producción jerárquicas.Pero aunque los dos rasgos de investigación mencionados configuran la investigación acerca de género y educación; de todas maneras, en el primero de ellos, no se presenta una metodología y un enfoque teórico claro sobre dichos aspectos como si lo hay en la investigación acerca de las desigualdades en la escuela, producto del enfrentamiento entre la crítica marxista y la investigación fenomenológica que se basa en la etnografía como método de análisis. Igualmente aconteció con la denominada “perspectiva cultural” de los estudios sobre género y educación que ha gestado un sin número de etnografías, pero siempre desde enfoques políticos.Una pregunta relacionada con el tradicional objeto de investigación (clase social) y la relación género y educación es la que tiene que ver con la diferencia de un estudio de resistencias femeninas y uno de resistencias de clase. En este sentido, el texto responde que la diferencia “reside en la forma concreta que adopta la producción de resistencias y parte del grupo dominante”.
Una nueva perspectiva de la resistencia de género la presentan los estudios de MacRobbie (1978), Davies (1983), Anyon (1983) y Abraham (1989), los cuales coinciden en “señalar que las resistencias de las chicas a la imposición de estereotipos de género, presenta formas diferentes”, pues, en realidad, no son tanto resistencias como una adhesión exagerada a la norma escolar y un refuerzo a la feminidad; o sea, a la manera de Anyon, a actos que producen una dialéctica entre adaptación y resistencia frente a situaciones contradictorias que enfrentan las mujeres y las niñas derivadas de la aplicación de la ideología feminista dominante, entendida como sumisión, dependencia, dedicación al trabajo doméstico, pasividad, etc. Es de aclarar, que en el caso de Abraham, la presenta partiendo de la ideología masculina aplicada a los niños.Hay que anotar que los problemas de resistencias femeninas son mayores que el de las resistencias de clase; de aquí la importancia del estudio de las primeras.Aparte de los anteriores ejes de investigación, otros autores se afirman en la idea de llevar los análisis mencionados más allá de los procesos de identificación y reproducción en la escuela y extenderla tanto a las acciones políticas del profesorado y los alumnos, para ampliar, así, la visión sobre la actividad humana no sólo la que está en el marco de la oposición sino en los linderos del trabajo crítico y político. A esta posición adhiere Weiler, quien orienta sus trabajos no sólo a la desigualdad social en la escuela sino con a las acciones políticas y administrativas que las mujeres adelanten. Pero este enfoque de Weiler tiene sus bases y las mismas están en la emancipación planteada por Paulo Freire y la metodología de investigación-acción crítica dirigida a conocer la realidad escolar y plantear y desarrollar estrategias pedagógicas que transformen la escuela. En esta misma dirección, se encuentran las aportaciones de Walkerdine (1990) y Jones (1993), quienes, en el marco del postestructuralismo, propenden por responder al cómo ciertos discursos de órdenes diferentes producen definiciones y construcciones diversas de las subjetividades femeninas.En conclusión, la investigación sociológica sobre género y educación, en la década de los ochenta, aportó un conocimiento valioso de las formas en que se produce, mantiene y reproduce la desigualdad social en la escuela y en el aula.
En el apartado “las formas de transmisión del sexismo en la escuela”, se dice que los estudios están fijados en diversos aspectos y agentes. En primer lugar, en el currículo manifiesto en aspectos tales como la omisión de género, programación educativa, pautas en la elección de estudios y carreras y sesgo sexista en los textos escolares. En segundo lugar, en lo atinente a la transmisión cultural de estereotipos de género y definición de roles sexuales a través del currículo oculto. Y, por último, las investigaciones referidas a la posición de las mujeres enseñantes. Por tanto, de estos trabajos se establecen búsquedas tales como los procesos que dan pie a la desigualdad sexual como un hecho en la profesión docente; la manera como las ocupaciones degradadas entre los hombres se “feminizan” y el carácter de semiprofesión que adquiere del trabajo docente.
El último apartado titulado “ Escuela y educación multicultural”, refiere que sólo hasta la década de los ochenta se fija una línea exclusiva de investigación acerca de las diferencias raciales, pese a que los estudios comenzaron en los cincuenta pero desde un enfoque funcional-positivista que tan sólo relacionaba la diferencia racial y el rendimiento escolar. Esta perspectiva, llevó a la formulación de todo tipo de hipótesis entre las cuales estaba una que afirmaba que había razas inferiores y superiores derivada de los resultados del rendimiento académico (Véase los trabajos de Jensen en Estados Unidos y Eysenck en Gran Bretaña). En la década del setenta, la tesis de la superioridad o inferioridad racial pierde fuerza sustentatoria, en virtud de investigaciones etnográficas que argumentaban la necesidad de trabajar las interacciones y las formaspedagógicas de estratificación en el aula. En esta dirección se encuentran los trabajos de Rist (1970) sobre las formas de segregación racial y etiquetaje en las escuelas de los guetos norteamericanos. Igualmente, encontramos los estudios de Rubovits y Maehr (1973) orientados a la elaboración de percepciones y expectativas del profesorado, de las capacidades de los alumnos en función de su raza, y de la proyección de esas expectativas en la interacción.Hasta aquí todo el trabajo se enfoca al estudio de las formas de discriminación desde las perspectivas de clase social (formas de etiquetaje, construcción de expectativas, diferencias de atención y otras son las categorías de análisis). Entre las tendencias encargadas de este tipo de categorías, se encuentran:
Ø El marxismo estructuralista (teórico-crítico), el cual asocia el análisis de la discriminación racial a la variable de desigualdad social, en tanto se ve a las minorías como desposeídas del capital necesario para poder alcanzar posiciones de privilegio en la sociedad.
Ø El interaccionismo simbólico, el cual coloca el acento en la construcción social de las relaciones escolares, observa y describe los procesos de interacción que definen la realidad de la escuela a partir del análisis de los prejuicios de los agentes educativos y sus contextos. Es así como la estratificación del aula y el éxito y el fracaso escolares no son percibidos como procesos que median las relaciones raciales en la estructura origen y su reproducción, sino como el resultado de relaciones que pueden ser variables en función de elementos como el grado de la ideología racista del profesorado, el nivel de presencia multiétnica en la escuela o los enfrentamientos raciales entre el alumnado. Pero llegan los ochenta con la creciente migración de los países pobres a los ricos, el aumento del racismo y la articulación de movimientos sociales antirracistas. El nuevo escenario, a partir de dicho contexto, es propicio para las políticas y las teorías que estudian la educación multicultural e investigaciones empíricas fundadas en la escuela y el etnocentrismo. Véase los trabajos que Gran Bretaña en contra del Asimilacionismo de la década de los cincuenta y los sesenta, que realiza LEA (Local Education Authorities) en el desarrollo de materiales curriculares alternativos y el apoyo a la formación de docentes y la innovación pedagógicas de las escuelas (1983).
c. ¿Cuáles son las conclusiones que propone el autor, el texto o la teoría?
c.1. Frente a “las dimensiones de género y etnia en la sociología de la educación”, el autor afirma que los sociólogos de la educación descuidan los conceptos de género y etnia como objetos centrales de investigación y centran sus análisis, generalmente, en la variable clase social para determinar la igualdad o desigualdad de oportunidades, cuando, aquellas representarían el mejor modo de conducir una observación en donde se determinen mecanismos de exclusión tales como los de ‘reproducción de las relaciones de género o de discriminación racial”.
c.2. En los ochenta, con la creciente migración de los países pobres a los ricos, el aumento del racismo y la articulación de movimientos sociales antirracistas, se presenta un nuevo escenario, a partir de dicho contexto, el cual es propicio para las políticas y las teorías que estudian la educación multicultural e investigaciones empíricas fundadas en la escuela y el etnocentrismo.
c.3. La investigación sociológica sobre género y educación, en la década de los ochenta, aportó un conocimiento valioso de las formas en que se produce, mantiene y reproduce la desigualdad social en la escuela y en el aula.c.3. La desigualdad sexual es un hecho en la profesión docente; Las ocupaciones degradadas entre los hombres se “feminizan” y el trabajo docente se vuelve semiprofesional.
2. Tercer momento: “Sobre el proceso de lectura”
a. ¿Qué nuevas ideas descubrió? ¿Qué necesidades, inquietudes o preguntas surgieron a partir de los planteamientos?
Ø Afirma Arnot que “la orientación de la sociología de la desigualdad sexual en la escuela se ha distinguido más por describir el cómo opera la transmisión cultural de los géneros o la aceptación de las posiciones de subordinación por parte de las mujeres dentro del sistema educativo, que por explicar el porqué, es decir, la relación entre la reproducción de las relaciones de género y la división social y sexual del trabajo”.
b. ¿Qué ideas se hace necesario citar del texto?
b.1. Aquella donde se expresa que la relación entre “género” y ‘educación” presenta dos rasgos específicos en relación con otros ámbitos de la sociología de la educación:
Ø Es primer lugar, es una investigación con una clara intencionalidad de denuncia política y académica que se da en los contextos de la lucha feminista.
Ø En segundo lugar, tiene sus comienzos en la existencia de paradigmas teóricos ya consolidados en la sociología de la educación.
b.2. Bonal en lo atinente a “las dimensiones de género y etnia en la sociología de la educación”, confirma que los sociólogos de la educación descuidan los conceptos de género y etnia como objetos centrales de investigación y centran sus análisis, generalmente, en la variable clase social para determinar la igualdad o desigualdad de oportunidades, cuando, aquellas representarían el mejor modo de conducir una observación en donde se determinen mecanismos de exclusión tales como los de ‘reproducción de las relaciones de género o de discriminación racial”.
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